Celebramos el décimo aniversario de su sistema Aura. Gorka Aldabaldetreku, codirector y nieto del fundador, recuerda la historia de una pieza innovadora que ha conseguido conectar con la sensibilidad de amantes del diseño de más de 50 países.
Tal vez 2011 no fuera el mejor año para lanzar un producto con muy poco en común con lo que existía en ese momento en el mercado. Tal vez no era el momento para presentar algo con ese aspecto formal y esos acabados. Tal vez por eso Treku presentó un sistema de muebles innovador, dotado de detalles sutiles y numerosas posibilidades de personalización y adaptación a espacios.
Aura nació en un momento extraño no ya para el sector del mueble sino para el mundo en general. En 2011 la crisis financiera mundial duraba varios años y la incertidumbre era la norma en la vida de personas y empresas. Treku no era ajena a estas circunstancias. “Necesitábamos crear algo diferente. No bastaba con presentar una colección más que sintonizara con lo que había en el mercado. Había que arriesgar más”, explica Gorka.
Treku contactó con los diseñadores Angel Martí y Enrique Delamo para que hicieran realidad la idea que tenían en mente: un sistema modular moderno que fuera capaz de funcionar en un momento tan convulso, tan complejo y que, a la vez, pudiera penetrar en más mercados extranjeros. “El hecho de que estuviera dirigido a un ámbito internacional exigía unos condicionamientos muy concretos, como que la colección fuera sencilla de configurar”. ¿Qué se trabajó? Un mueble que pareciera suspendido sobre unos pies livianos, unos acabados hipernaturales combinados con una selección de colores muy acertada… Tras un año de ‘briefings’, reuniones y prototipos, Aura se convirtió en una realidad.
El salto
Tocaba dar a conocerla al mundo, un paso que ya habíamos dado en otras ocasiones pero nunca con un producto como Aura. Iniciamos así un periplo por las principales ferias europeas del mueble como Berlín, Colonia, París y Milán. “En las ferias se ve inmediatamente si el producto gusta mucho, bastante o poco. Aura encantó desde el principio”, explica Gorka Aldabaldetreku al presentar el sistema en sociedad e iniciarse así la rueda de pedidos que abarcaría medio centenar de países de todo el globo. La propuesta conceptual y minimalista de Aura llegó a contagiar incluso la estrategia de marketing. Por primera vez en su historia, no editamos un catálogo para promocionar el nuevo producto, sino un estuche con posters que mostraban detalles, precisos y audaces, del mueble. “Visto ahora fue una apuesta muy innovadora, incluso atrevida. Había otro tipo de energía, cierta inconsciencia que, contemplada en la actualidad, puede llamar la atención”, evoca Gorka.
Han pasado diez años desde aquel momento y Aura ha logrado abrazar una suerte de iconicidad al haber conectado con tantas sensibilidades y países. Aunque Gorka prefiere huir de la idea de Aura como ‘icono’, sí que valora muy positivamente su acogida: ·”El sistema ha funcionado especialmente bien en países en los que existe una tradición y una cultura en torno al diseño como Estados Unidos, muchos de Europa e, incluso, nichos como Corea del Sur o Singapur”.
Funciones y composiciones
Uno de los secretos de la aceptación de Aura es su versatilidad y una capacidad para adaptarse y dar servicio a diferentes espacios y ambientes que ha llegado a sorprender a sus propios creadores. “Ofrece muchas opciones de personalización, la posibilidad de elegir acabados en varias maderas naturales y una carta de acabados/lacados muy importante. Se puede hacer con ella lo que uno quiera, lo que dé de sí la imaginación. De hecho, hay funciones y composiciones de Aura ideadas por clientes que nunca habíamos pensado. ¿Aura en un baño como mueble de lavabo? ¡Bienvenida sea!”, explica Angel Martí, uno de los diseñadores.
Gorka sonríe al pensar qué aspecto tendrá Aura en 2031, cuando cumpla dos décadas de vida y todavía siga, inamovible, en el portfolio de la firma. Habrá evolucionado, evolucionará pero desconocen hacia dónde. “Que Aura sea un producto atemporal no quiere decir que no haya que actualizarlo. Hay que hacerlo pero sin que el producto pierda su esencia y se acabe convirtiendo en algo diferente”, concluye.